EL FUTURO YA EMPEZO, PERO AUN ESPERA
Unos quieren y no pueden, otros pueden y no quieren, nosotros que queremos y podemos, debemos darle gracias a Dios! Alberto Bittencourt.
Llegamos a Diciembre, un mes en el que celebramos la alegría por el nacimiento del Niño Jesús y un tiempo propicio para reflexionar sobre lo realizado a nivel personal y por la sociedad de la cual somos parte.
Y en este análisis del ámbito que nos rodea, hay noticias y hechos inaceptables que nos conmueven a todos. Los informes de la OMS, OPS y UNICEF sobre el estado de la niñez en nuestro continente son tan bochornosos que avergüenzan. No tiene explicación que más de la mitad de los niños no alcancen una nutrición básica y una educación mínima cuando la obligación es primaria, los recursos existen y los medios están disponibles. Y aunque todo esto no pudiera ser cubierto por los Estados todavía me queda la pregunta: ¿La solidaridad, donde está, pasó de moda?
“No!, sabemos que sin integración social para todos, no habrá futuro ni seguridad
para nadie. La única felicidad posible para nuestros hijos es que los hijos de nuestros semejantes también sean felices”, se ha dicho con crudeza y realismo.
Por suerte, muchos rotarios lo saben, ejercen la solidaridad y cumplen con su
compromiso. Si no fuera por los cientos de miles de voluntarios que no salen en los medios, millones de niños y niñas de nuestros países sentirían que las paredes que los separan de su futuro y de sus semejantes serían aún más altas y difíciles de escalar. Hace poco, nuestro club rotario recibió la visita de una docente a cargo de uno de los centros de atención a niños carentes de nuestra ciudad. Sus palabras fueron conmovedoras pero mas fuerte lo fue su frase: “en 25 años he visto pasar por nuestro Centro mas de 700 niños marginados, en pobreza extrema y sin educación. No mas de diez de ellos consiguieron salir de esa situación y pudieron realmente cambiar sus vidas”.
Por su parte, en una charla ofrecida en nuestra ciudad, ese gran benefactor que es el
Dr. Abel Albino nos dijo: “Hay que amar a los niños … ¡Siempre!. Pero principalmente en sus dos primeros años de vida y también hay que instruir a sus padres para que ellos sepan amarse recíprocamente como cónyuges, de modo que, unidos por el afecto conyugal puedan amar a los propios hijos como integrantes de un proyecto común”. Y agregó: “Esta terapia basada en el amor es la única apta para erradicar la desnutrición infantil”.
Por eso, en este tiempo de recogimiento que nos ofrece la Navidad y el Año Nuevo
agradezcamos a Dios las bendiciones recibidas y pidamos nos de las fuerzas necesarias para continuar actuando sobre esta cruda realidad que tenemos frente nuestro, porque los niños necesitan ayuda con urgencia, su futuro es hoy y un gran país solo se construye cuando el tesoro mas preciado es cuidado, protegido y educado como corresponde.
Con mis mejores augurios y deseos de muy FELICES FIESTAS!!!
CELIA